El insomnio es una de las enfermedades del sueño más comunes.
Aunque generalmente se concibe el insomnio únicamente como la dificultad para iniciar el sueño, lo cierto es que la dificultad para dormir puede tomar varias formas:
- Dificultad para conciliar el sueño al acostarse.
- Despertarse frecuentemente durante la noche.
- Despertarse muy temprano por la mañana.
Esto impide la recuperación que el cuerpo necesita durante el descanso nocturno, pudiendo ocasionar somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día.
Varios son los determinantes del sueño. Factores como el estrés, la elevada activación del organismo o la depresión son relevantes. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio. Sin embargo, no constituye una solución adecuada a mediano y largo plazo, prefiriéndose evaluar en estos casos otras técnicas, como la terapia conductual o cognitiva. Un asunto de primer orden en el abordaje de esta enfermedad consiste en instruir al paciente acerca de los principios de la llamada profilaxis o higiene del sueño.
Higiene del sueño [editar]
Algunas de las pautas profilácticas más conocidas son las siguientes.
- La cafeína es un estimulante y se debe interrumpir su consumo 4-6 horas antes de acostarse.
- La nicotina también es un estimulante y debe evitarse cerca de la hora de acostarse y en los despertares nocturnos.
- El alcohol es un depresor del SNC; aunque puede facilitar el inicio del sueño, provoca despertares a lo largo de la noche.
- Una comida ligera puede inducir al sueño, pero una comida copiosa en un momento demasiado cercano al sueño puede hacer que este sea menos profundo, si bien es cierto que no es recomendable irse con hambre a la cama.
- No hacer ejercicio vigoroso en las 3-4 horas previas a la hora de acostarse; el ejercicio regular por las tardes puede hacer que el sueño sea más profundo, sin embargo el ejercicio matinal tiene poco o ningún efecto sobre el sueño de esa noche.
- Minimizar el ruido, la luz y las temperaturas extremas (no más de 24ºC ni menos de 12ºC) durante el periodo de sueño mediante tapones para los oídos, ruidos tenues de fondo como un ventilador, persianas en las ventanas, mantas eléctricas o aire acondicionado.
Los médicos aducen que el insomnio no es una enfermedad en sí, sino un síntoma, que generalmente se presenta por desórdenes psíquicos y, en menor proporción, desequilibrios físicos y como tal debe ser tratado. Los últimos estudios en la materia arrojaron conclusiones que se pueden sintetizar de la siguiente manera: dado que el sueño es uns circunstancia ciclica natural del hombre, sus faltas o alteraciones deben encararse también de modo natural.
La propia Madre Natura es en sí regular, cíclica y rítmica; desde los átomos hasta las galaxias, todo se desenvuelve en un orden recurrente. Esta periodicidad se presenta tanto en el reino animal —con sus ritmos biológicos— como en el vegetal y hasta en el mineral, abarcando ciclos que van desde las fracciones de segundos hasta los siglos. Los ciclos "entre el sueño y la vigilia no están exentos de ritmo pues coinciden con la rotacion de la tierra, homologándose a los periodos de dia y común a la mayoría animales vivientes —salvo algunas especies depredadoras nocturnas, como las panteras o las lechuzas—, y alcanza hasta muchas plantas, cuyas flores abren los pétalos durante el dia y los clausuran cuando la noche muestra su presencia.
La ausencia del sueño, la imposibilidad de dormirse o la vigilia nocturna suelen ser síntomas de trastornos de índole emocional, en su gran mayoría.
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